Castillo llevaba la vocería del grupo de siete líderes comunales que adelantaron gestiones para que los milicianos, decenas de ellos pobladores del populoso barrio Humberto Manzi, dejaran las armas, pese a que no fueron reconocidos por las Farc, y por ende no podían entrar a las zonas veredales ni recibir los beneficios del proceso de paz. El proceso comenzó el pasado 28 de marzo.
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